Tras una década sin poder alcanzar el poder, militantes del Partido Demócrata y familiares de su caudillo, Nicolás de Piérola, recordando la aventura de los hombres de la capa, asaltaron el Palacio de Gobierno el día 29 de mayo de 1905. El objetivo de los pierolistas era obligar al Presidemte que firma su renuncia. Leguía era considerado un instrumento de José Pardo, el gobernante anterior, y lo conducen por las calles de lima bajo amenaza, en una situación tan confusa que muchos testigos pensaron que Leguía "se había pasado a la revuelta".
El momento más dramático del golpe tuvo lugar en la Plaza Bolivar, frente al Congreso, los insurrectos lanzarona a Leguía al piso y con piedras en la mano, intentaron obligarlo a firmar su renuncia. Pero el Presidente respondió con un categórico ¡No firmo! que desconsertó a los insurrectos, pues contradecía la opinión geralizada de que Leguía no tenía carácter.
La energía del Presidente confundió a los pierolistas, lo cual permitió que las tropas leales al gobierno despejaran el motín y liberaran al jefe de Estado, que esa tarde triunfante, recorrio la capital a caballo. Había sido, dijo: "su día de la independencia", tanto del civilismo como de su mentor, el expresidente Pardo.
Este acontecimiento lo elevó como caudillo popular y, durante su posterior dictadura de 11 años, el símbolo de sus partidarios fue el dibujo de una mano con una pluma, al que se acompañaba con un lema que decía: "Por la mano que no firmo". Se estableció el 29 de mayo como Día del Carácter, que fue celebrado cada año durnate el régimen.
Fuente: Revista Debate.
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